En un país tropical rodeado de preciosos paisajes llamado Belloporto, habitaban las mujeres y los hombres más hermosos del planeta Tierra, entre los cuales se destacaban por su gran belleza, los esbeltos cuerpos de Carlos, Sebastián, Daniela, y María, campeones por tres años consecutivos de los más importantísimos concursos y carnavales de estética de la región.
Belloporto llamaba la atención a muchos, porque en todos los colegios y en todos los niveles de educación, además teniendo en cuenta la edad y el género, se implementaba una cartilla de belleza, que se enseñaba en una clase de carácter obligatoria y a cargo de una docente cosmetóloga.
En la ciudad de la Biobella se realizaba cada año el Festival del Músculo Más Sexy, donde participaban todos los ciudadanos belloporteños, identificados por su gran belleza ante el resto de los países participantes, exceptuando a Cristina, la mujer más gorda del país y considerada de esta forma simplemente por tener 3kg sobre el peso ideal.
Cristina sufrió burlas y maltratos toda su infancia, adolescencia y parte de su adultez debido a su aspecto físico, y como ella no podía participar en el Festival del Músculo Más Sexy o cualquier concurso de belleza, se encerraba a leer en sus tiempos libres. El tiempo pasó y Cristina se convirtió en una médica y bióloga química de profesión, pero no dejaba jamás de leer libros de historia, de ciencia, de literatura, entre muchos otros.
En una época, algunos países aledaños comenzaron a envidiar la “felicidad” de los belloporteños, y empezaron a crear planes para apoderarse del país. De una manera sigilosa crearon un virus mortal que empezaron a introducir en las comidas que vendían en el Festival del Músculo Más Sexy. Muchas personas enfermaron y muy pocas quedaron con vida.
En la población se estaban muriendo los esculturales ciudadanos de belloporto, entre ellos los ganadores invictos de belleza, Carlos, Sebastián, Daniela, y María, a quienes no les alcanzaron sus méritos físicos para salvarse. En los hospitales y centros médicos no podían encontrar la cura a esta enfermedad, ni siquiera un nombre para denominarla, porque todos eran simplemente bellos y la inteligencia, ni siquiera asomaba.
Mientras tanto, Cristina, la gordita del pueblo, se encerró en su laboratorio durante días y semanas a tratar de encontrar la cura del mortal virus, hasta que un día por fin lo logró. Así fue como empezó a suministrar los medicamentos a todo el país y en consecuencia, pudo salvar muchas vidas. También envió cartas diplomáticas a los países vecinos con las que evitó una guerra más mortífera y facilitó los acuerdos de paz.
Los días pasaron y Cristina recibió una carta donde la invitaban para asistir a la clausura del Festival del Músculo Más Sexy. Ella, indecisa y temerosa de afrontar sus miedos, decidió a última hora de ese día, asistir al certamen y estando allá, decidió sentarse en un mesa sola. Sin mayor interés escuchaba algunos nombres en la lista de posibles ganadores, cuando de repente, se sorprendió y se llevó la mejor sorpresa de su vida: Ella fue premiada con el título más esperado por todos, ella se hizo ganadora de belleza, por tener EL MÚSCULO MÁS SEXY.
Escrito por: Andrea Guzmán Medina – Estudiante Técnica en Cosmetología y Estética Integral